El 2 de octubre del año 1973, yo tenía 29 años y una familia que amaba. Militaba en el MAPU y trabajaba en INDAP en el momento del golpe. Ese acto traidor que no pude aceptar. No pude comprender que todos mis anhelos y esperanzas de un Chile mejor, se estuvieran desintegrando. Mi hermano sabía que vendrían a buscarme y me lo dijo. Cuando vinieron, quise proteger a mi familia, no podían hacerme esto frente a ella. Le dije a la patrulla que no los dejaría entrar a mi casa y para evitar eso, corrí hacia el patio… donde me fusilaron a la vista de mi esposa y mis hijos. Más tarde me recogió, un camión que recolectaba los cuerpos durante el toque de queda, me llevaron y nunca más supieron de mis restos. Mi hijo Mauricio, de 4 años entonces, sabe que para mí, es importante que me recuerden, así como él conserva sus recuerdos de nuestros juegos.