Soy Jorge Rodrigo MUÑOZ MELLA, 18 años, estoy terminando mis estudios en el Liceo de Hombres N°4 de Santiago. El 18 de septiembre del 73, mi amigo José Andrés GARCIA LAZO me invitó a la casa de un familiar de él para celebrar las fiestas patrias. Volvimos temprano por el toque de queda, pero estábamos bien borrachos y no pusimos a dar vuelta los basureros, por lesear no más. La cuadra entera se enteró; un vecino vino a ayudar para meternos a la cama pero otra vecina llamó a la comisaría para denunciarnos. No sé si se imaginó lo que iba a pasar. Al rato, nos despertaron los disparos de los pacos; descerrajaron a balazos la ventana y la puerta de la casa, allanaron violentamente, se chorearon un montón de cosas y a nosotros nos metieron a un furgón y nos llevaron al Estadio Nacional. Cuando nuestras familias se enteraron nos mandaron ropa a través de la Cruz Roja Internacional. La última vez que supieron de nosotros fue gracias a un jardinero del Estadio a quien mi papá le pidió que nos buscara; nos vio 2 veces en 4 días, y después nunca más, en el Rettig aparezco como detenido desaparecido pero ahora mis papás saben lo que pasó. En el 2015 el Servicio Médico Legal les entregó mis restos después de haberlos identificado entre los cuerpos enterrados en la sepultura clandestina del Patio 29. La dirección y los alumnos de mi liceo hicieron algo muy bonito; ese mismo año, durante la ceremonia de graduación, me otorgaron la licencia de enseñanza media y le entregaron el certificado a mi familia.