Me llamo Guillermo Jesús Arenas Díaz, soltero, contador, militante socialista. Fui detenido por militares el 11 de septiembre de 1973, en mi trabajo, en la Sociedad Comercializadora de la Reforma Agraria, SOCORA, con otros 10 compañeros de trabajo. Fuimos conducidos al Estadio Chile y luego al Estadio Nacional. Nunca he sabido por qué, después de algunos días, todos mis compañeros fueron puestos en libertad y no yo. Uno de ellos al salir tenía mi llavero y mi chaqueta ensangrentada, y se los entregó a mi madre contándole. Ella fue al Estadio Nacional a dejarme ropa y se la recibieron los efectivos de las Fuerzas Armadas pero no le dieron nunca información sobre mi situación. Desesperados, mis familiares me buscaron en el Instituto Médico Legal y en los centros habituales de detención, sin lograr saber nada de mi paradero. Para la Comisión es claro que mi desaparición es responsabilidad de agentes del Estado lo que me constituye en una víctima de violación a mis derechos humanos. Eso lo dicen porque mi detención y mi arresto están acreditados y que desde entonces, no se ha tenido noticia de mí.