Mi padre, Félix Frías Sanhueza, llegó a Canadá en 1975, venía con una visa de inmigrante pero en realidad, él era un refugiado político. Hasta ese día había vivido en Valparaíso y durante el gobierno de Salvador Allende trabajó como dirigente sindical en la industria textil, compartiendo con tantos otros, el sueño de un Chile más justo para todos. Durante los primeros tiempos de la dictadura fue detenido varias veces y sus derechos humanos fueron de tal manera violados que llegó a temer por su vida. Los dos últimos años antes de su partida, los vivió en gran parte en la clandestinidad. Al llegar a Canadá mi padre tenía 31 años y creía que ésta sólo sería una estadía pasajera, porque luego podría regresar a su país. Había dejado en Chile a toda su familia y sus amigos. Nunca ha vuelto a vivir en su patria.