Soy Tatiana Valentina FARIÑA CONCHA, 19 años, estudio sociología. Mi compromiso social me llevó a unirme a la lucha contra la dictadura, primero en las Juventudes Comunistas y luego en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. En 1985, por las jornadas nacionales de protestas, yo estaba muy activa. También estaba consciente del peligro que corría y le dije a un compañero que me estaban siguiendo y que iba a cambiarme de casa pero no logré salvarme. El 14 de mayo, la prensa publicó que yo habría muerto cuando, en un baño del Servicio de Acción Social de la Municipalidad de Lo Prado, explotó una bomba que portaba. Pero las cosas no fueron así, y hay antecedentes que hacen dudar de ese informe entregado en plena dictadura. Por una parte, la hora de mi muerte según el certificado de defunción es anterior a la hora de la explosión. Por otra parte, una compañera de curso recuerda haber leído en un diario en el año 90, que un agente de la CNI declaró que estuve una noche en el cuartel Borgoña y que morí en la tortura, por lo que aprovecharon el bombazo para poner ahí mis restos. Mi familia ha buscado desde 2015, esclarecer lo sucedido pero solo en diciembre de 2021 mi causa se derivó a la Corte de Apelaciones de Santiago, donde se están realizando diversas diligencias dentro del Programa de Derechos Humanos. Al día de hoy, soy parte del listado de personas víctimas de la dictadura cívico-militar y la Universidad me ha otorgado mi título póstumo.