Mi nombre es Fernando Sofanor FLORES ACEVEDO, tengo 42 años, soy casado con hijos y trabajo firme como albañil. Pero el 13 de septiembre de 1973 casi nadie trabajó y yo tampoco. Como tenía que comprar pan, salí con mi hija a eso de las 15h00; supuestamente a esa hora se podía circular. Lo malo fue que me encontré con una patrulla militar en la población José María Caro, donde vivo, y no sé por qué me dispararon. Me trasladaron al hospital Barros Luco, pero ahí fallecí al día siguiente a consecuencia de las heridas a bala que recibí. No soy el único, la Comisión tiene una lista larga de casos como el mío, en los que han considerado que nuestra muerte constituye una violación a los derechos humanos por parte de agentes del Estado que hicieron uso irracional de la fuerza.