Soy Julio SAN MARTIN, 39 años, casado, subdelegado de Gobierno en Lumaco y Capitán Pastene y militante del Partido Comunista en Curacautín. Por eso me detuvieron el 15 de septiembre, en la cárcel de Traiguén. El 24 me liberaron y regresé a mi casa en Capitán Pastene. Al llegar, supe que mi madre estaba enferma en Curacautín, pedí autorización para viajar y con mi salvoconducto, visité a mi madre. El día 29 tomé un bus para regresar a mi casa, que fue interceptado por Carabineros quienes al verificar la identidad de los pasajeros me ordenaron bajar del vehículo y me condujeron a la Comisaría de Curacautín, como atestigua un vecino. Mi señora me esperaba en Temuco cuando mi hermana le avisó lo sucedido: gente del lugar le había contado que el 30 de septiembre yo había sido ultimado y mi cuerpo estaba abandonado cerca de Santa Julia. Cuando mi señora preguntó en la Comisaría, le dijeron que me habían dejado libre y que me había ido a Temuco. Como yo no aparecía, siguió pidiendo explicaciones sin obtener nada oficial, pero los vecinos insistieron que yo había sido baleado y abandonado. Cuando ella quiso ir al lugar para verificar esas informaciones, le prohibieron hacerlo. Considerando mi detención y mi militancia política, y al no haber más noticias mías, la Comisión determinó que fui detenido y hecho desaparecer por agentes del Estado, víctima de una grave violación a sus derechos humanos.