Nosotros los Mapuches, siempre hemos tenido problemas con las autoridades. En mi caso, yo, Reinaldo Catriel Catrileo, de 42 años, soy un pequeño agricultor, representante de la Comunidad Indígena Ancalef en 1973. Realmente no pensé que algo pudiera pasarme hasta el momento en que el 11 de noviembre, llegó a mi casa una patrulla de militares y carabineros. Sin miramientos y con violencia, allanaron la vivienda, registraron y tomaron documentos y efectos personales; todo delante de mi esposa, Juana Loncomil Alcalaf, y 6 de mis hijos. Ellos vieron cómo fui golpeado y llevado detenido. La pobre Juana me buscó en cárceles y otros lugares de detención de la zona, pero nunca supo de mí. Hasta la fecha sigo siendo el marido y el padre ausente. No tienen ni un lugar donde recordarme.